UN SABIO SE MUESTRA SOLAMENTE POR SU PODER Y EN LA MEDIDA EN QUE SU OBRA ESTÁ HECHA - Antoine De Saint-Exúpery

UN SABIO SE MUESTRA SOLAMENTE POR SU PODER Y EN LA MEDIDA EN QUE SU OBRA ESTÁ HECHA

«Vencedores o vencidos, me decía, ¡cómo podría distinguirlos! Considera ese hombre mudo entre la multitud. Ella lo rodea y lo presiona y lo fuerza. Si es comarca vacía, lo aplasta. Mas si es un hombre habitado y construido en el interior, como la bailarina que yo hice danzar, y si él habla, entonces al hablar ha echado raíces en tu multitud, preparado su celada, establecido su poder, y he aquí que tu multitud, si él se pone en marcha, se pone en marcha detrás de él multiplicando su potencia.

”Basta que este territorio abrigue en algún lado a un sabio bien protegido por su silencio, y llegado al corazón de sus meditaciones, para que equilibre el peso de tus armas; pues es semejante a una semilla. ¿Y cómo lo distinguirías para decapitarlo? Se muestra solamente por su poder y en la sola medida en que su obra está hecha. Porque así sucede con la vida, que está siempre en equilibrio con el mundo. Y no puedes luchar sino contra el loco que se propone utopías pero no contra aquél que piensa y construye el presente, puesto que el presente es tal cual lo muestra. Así con toda la creación, pues el creador nunca aparecerá.

 

(De la Nota 157)


EL JUEGO ES MÁS FUERTE QUE EL OBJETO DEL JUEGO

Me acordaba igualmente de una réplica que opuso un padre a algunos que le objetaban que los hombres, en las grandes cosas, no cedían sino a las grandes fuerzas.

—Por cierto -les había respondido. Pero no arriesgáis contradeciros, pues decís que una fuerza es grande cuando hace ceder a los fuertes. Así, pues, he aquí a un mercader vigoroso, arrogante y avaro. Transporta una fortuna en diamantes, los cuales están cosidos en su cinturón. Y he aquí un jorobado miserable, pobre y prudente, que no es conocido del mercader, habla otra lengua distinta a la suya y desea, sin embargo, apropiarse de las piedras. ¿No ves dónde se aloja la fuerza de que dispone?

—No lo vemos -dijeron los otros.

—Sin embargo -prosiguió mi padre-, el miserable, luego de abordar al

grande, lo invita, como hace calor, a compartir su té. Y nada arriesgas cuando llevas piedras cosidas en tu cinturón en compartir el té de un jorobado miserable.

—Ciertamente, nada -dijeron los otros.

—Y sin embargo, a la hora de separarse, el jorobado se lleva las piedras y el mercader revienta de rabia, amordazado hasta en sus puños por la danza que le ha danzado.

—¿Qué danza? -interrogaron los otros.

—La de los dados tallados en hueso -respondió mi padre.

Después les explico:

—Sucede que el juego es más fuerte que el objeto del juego. Tú, general, gobiernas diez mil soldados. Son todos solidarios unos con otros. Y sin embargo, los envías a arrojarse mutuamente en prisión. Porque no vives de las cosas, sino del sentido de las cosas. Cuando el sentido de los diamantes fue ser caución de los dados, se deslizaron en el bolsillo del jorobado.

 

(De la Nota 157)

 

OBRARÉ SOBRE ELLOS AUNQUE FINJAN IGNORARME

—¡Aquél que busco ganar para mi causa puede hacerse sordo a la tentación de mis promesas si es lo suficiente sólido de corazón!

—Ciertamente, ¡porque te muestras! Pero es sensible a tal música y si la tocas, no es a ti a quien oirá, sino a la música. Y si se inclina sobre un problema que lo devora y si le muestras la solución, estará constreñido a recibirla. ¿Cómo quieres que finja, frente a sí mismo, por odio o desprecio contra ti, continuar buscando? Si al jugador de un juego le señalas el golpe que lo salva y que ha buscado sin descubrirlo, lo gobiernas, pues te obedecerá, aunque pretende ignorarte. Lo que buscas, si te lo dan, te lo atribuyes. Aquélla busca su anillo extraviado o la palabra de un jeroglífico. Le tiendo el anillo al hallarlo. O le soplo la palabra del jeroglífico. Puede, muy cierto, rehusar uno u otro de mí, por exceso de odio. Sin embargo, la gobierno porque la he mandado a sentarse. Tendría que ser muy loca para continuar buscando…

”Preciso es que los de la ciudad deseen, busquen, aspiren, protejan, cultiven algo. Si no, ¿alrededor de qué construirían murallas? Y las construyes alrededor de un pequeño pozo; y si afuera te creo un lago, tus murallas caen por sí mismas pues son ridículas. Si las construyes alrededor de un secreto, y mis soldados, alrededor de las murallas, te gritan tu secreto a voz en cuello, tus murallas caen también porque no tienen y a objeto. Si las construyes alrededor de un diamante, y yo los siembro afuera como guijarros, tus murallas caen porque favorecen tu pobreza. Y si las construyes alrededor de la perfección de una danza que danzo mejor que tú, las demolerás tú mismo para aprender de mí a danzar…

(...) ”Obraré sobre ellos aunque finjan ignorarme. Porque la gran verdad es que no existes solo. No puedes quedarte permanente en un mundo que, alrededor, cambia. Puedo sin tocarte actuar sobre ti, pues, quieras o no, es tu sentido mismo el que cambia y no puedes soportarlo. Eras el poseedor de un secreto: ya no es secreto, tu sentido ha cambiado. (...) ”Porque vives no de las cosas, sino del sentido de las cosas.

”Castigaré a los de la ciudad en su pretensión; pues confían en sus murallas.

”Mientras que tu única muralla es la potencia de la estructura que te amasa y que sirves. (...) ”Y aquél que es permanente y bien fundado está pronto a expandirse en un campo de fuerza según sus líneas de fuerza, primero invisibles. A éste llamo muralla admirable, pues el tiempo no lo gastará, sino que lo construirá. El tiempo está hecho para servirlo. Y poco importa si parece desnudo.

(...) Es peligroso, en un campo de trigo, arrojar una semilla tan sólo de cizaña, porque el ser de la cizaña domina al ser del trigo, y poco importan la apariencia y el número. Tu número está contenido en la semilla, precisas desenrollar el tiempo para contarlo.

 

(De la Nota 157)