Organización económica de los factores económicos

Descripción

Los factores económicos se forman, muestran su productividad y se presentan como necesarios, en cuanto operan conjuntamente integrados en una organización. Esto lleva a comprender que, si alguna preeminencia o prioridad tiene alguno de los factores sobre los otros en el plano económico, ella debe constituirse y manifestarse en la organización económica de la empresa, y más específicamente, en el modo en que los diferentes factores se relacionan y articulan entre sí en las empresas en que operan.

Se encuentra así el fundamento para identificar -entre los distintos factores necesarios- aquél o aquellos que asumen la predominancia y que marcan la racionalidad de la unidad económica. Se distingue entonces claramente entre “factor más intensivo”, “factor combinador” -en sentido técnico-, y “factor organizador” -en sentido económico-. Éste último es el que cumple la función propiamente empresarial y es sin duda el factor más importante en última instancia.

Se trata de un segundo nivel de organización de los factores, más profundo y estructural que el de suorganización técnica, pues incide en aspectos cruciales de la estructura económica de las empresas (y de la economía en general), constituyendo además un criterio de identificación de los tipos de empresa según sus diferentes racionalidades y lógicas operacionalee.

Punto de partida de su comprensión es reconocer que los factores de una empresa no sólo se hayan combinados técnicamente sino que, además, se encuentran organizados económicamente. Dicho de otro modo, la organización económica de una empresa es más que la pura combinación técnica de sus factores. Esto por varios motivos: porque los factores no son sólo elementos técnicos sino realidades subjetivas; porque cada factor es aportado concretamente por sujetos, que esperan que el aporte que hacen sea adecuadamente remunerado o recompensado; porque los factores se hayan dispersos en el mercado, siendo necesario convocarlos a formar parte de la empresa ofreciéndoles un determinado tratamiento económico y definidas condiciones aceptables para quienes los aportan; porque la empresa persigue no sólo resultados técnicos y productivos sino además objetivos económicos y sociales más amplios. Por todo eso la organización económica de los factores es el aspecto fundamental -y el más complejo- de la actividad empresarial.

Precisando su contenido, en la economía comprensiva la organización económica de los factores consiste en integrar a los distintos sujetos que los aportan en una unidad de gestión que opere racionalmente tras la consecución de determinados objetivos generales de la empresa. Ello implica que todos los factores sean funcionalizados hacia el logro de esos objetivos generales, lo cual requiere que los aportadores de factores lleguen en alguna medida a compartir conscientemente o aceptar por interés aquellos objetivos generales. Para lograrlo es preciso que los objetivos e intereses particulares de cada factor (de los sujetos que lo aportan) sean también acogidos por la empresa en alguna medida, aunque sea en un plano subordinado respecto a los objetivos generales puestos por los organizadores; y que aquellos intereses particulares de cada factor sean realizados en algún grado (al menos en el suficiente para que el sujeto que lo aporta decida continuar participando en la empresa), pero no tanto que llegue a arriesgarse el cumplimiento de los objetivos de los organizadores.         

Pues bien, si los factores se encuentran en este sentido económicamente organizados en la empresa, es porque alguien los organizó y los mantiene organizados. Y ese alguien que los organiza no puede sino ser alguno de los seis factores principales que integran las empresas. Lo que se observa en toda empresa es que uno de sus factores se pone como organizador mientras los demás se le subordinan. Al factor que organiza se lo considera como factor organizador, y a los demás como factores organizados. El factor organizador será aquél que pone los objetivos generales de la empresa (que serán, naturalmente, los suyos propios), mientras que los objetivos e intereses de los otros factores se presentarán subordinados. El factor organizador es el factor dirigente, que asume una preeminencia, una prioridad sobre los otros, que son los dirigidos, subordinados, y que deben operar en función de los objetivos del factor dirigente.

La observación de las diferentes modalidades y tipos de empresas y organizaciones económicas permite concluir que cualquiera de los seis principales factores puede constituirse como organizador de unidades y actividades económicas. En efecto, quienes poseen medios financieros pueden contratar en el mercado la fuerza de trabajo, la administración gerencial, e incluso pagar por el fomento de relaciones comunitarias, o sea, los factores necesarios para organizar una empresa, y hacerlos luego operar combinadamente en función de valorizar el propio factor financiero; es lo que sucede en las llamadas “empresas capitalistas”, en que el factor financiero es el elemento organizador que pone como objetivo general de la empresa la generación de ganancias que signifiquen la máxima rentabilidad del financiamiento invertido.

Pueden hacerlo también quienes poseen medios materiales de producción (tierras, instalaciones, maquinarias, etc.) como  en la explotación terrateniente, donde el propietario de tierras está en condiciones de contratar (o atraer de otro modo, por ejemplo, garantizando medios de subsistencia, permitiendo el uso de parcelas de tierra a los trabajadores) a los demás factores necesarios, y de hacerlos operar organizadamente en función de valorizar la tierra y demás medios de producción que posee.

También pueden formar una empresa quienes hayan inventado o estén en posesión de un proceso tecnológico de alto rendimiento y calidad; en vez de ofertar y vender dicho factor tecnológico, ellos pueden optar por utilizarlo económicamente bajo su propio control: su objetivo será la valorización máxima del factor tecnológico que aportan, para lo cual procederán a recompensar (o remunerar) a los demás factores en términos que resulten los más favorables para ellos.

El factor administrativo o poder de coordinación y dirección también puede desplegar propias capacidades empresariales y constituirse como organizador de actividades económicas; es el caso de las empresas creadas por el poder público, que asume para tales efectos la función organizadora de unidades y actividades económicas: los organismos y reparticiones de la administración pública, los regimientos y unidades militares, las empresas dependientes del Estado o de poderes regionales y locales, empresas editoriales y periodísticas creadas por partidos políticos, son ejemplares típicos de esta clase de empresas.

También la fuerza de trabajo puede ponerse como factor organizador, formando por ejemplo cooperativas de trabajo o empresas autogestionadas de trabajadores; en tales casos los trabajadores asociados estarán utilizando en forma autónoma sus capacidades laborales en vez de contratarlas por un salario fijo en empresas que no controlan: el objetivo económico racional de estas empresas de trabajadores será, evidentemente, la máxima valorización del trabajo, en función de lo cual subordinarán a los demás factores persiguiendo de ellos el máximo aporte por el menor costo.

Por último, el “Factor C” puede reconocerse también en ciertos casos como organizador de unidades y actividades económicas, en las que se presenta como factor preeminente que pone los objetivos generales perseguidos por la empresa. Comunidades de trabajo, cooperativas de servicio de varias clases, instituciones de fundamento religioso, unidades de trabajo voluntario, comunidades solidarias o centros asistenciales, pueden constituirse como unidades económicas formadas a partir de un consistente factor solidario y comunitario, que aspira a su “reproducción ampliada” a través del ejercicio de actividades económicas determinadas que, requieren la utilización de los demás factores manteniéndolos en un plano subordinado.

Así, en base a cual sea el factor que se pone como organizador y dirigente, se distinguen los diferentes tipos de empresas con un criterio que resulta estructural: empresas capitalistas, empresas de rentas, empresas de tecnología, empresas de administración (públicas o privadas), empresas de trabajadores, empresas comunitarias o solidarias. En tales distintos tipos, los objetivos económicos serán diferentes, como diferentes serán también los modos en que se articulen y se traten los distintos factores; se verificarán, consecuentemente, también diversas lógicas operaciones y modos de funcionamiento.

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