UNIDAD, JUSTICIA, PROSPERIDAD - ARSENIO ARBELÁEZ

La familia humana se enfrenta hoy a retos de gran envergadura si pretende continuar su curso hacia una Civilización en permanente progreso, caracterizada por una Belleza exterior y una Belleza interior. En este sentido, tales desafíos están relacionados con la UNIDAD, LA JUSTICIA Y LA PROSPERIDAD. Es indudable que el Edificio de nuestra Civilización manifiesta cada vez más lustre exterior gracias a los maravillosos logros de la Ciencia y la Tecnología que se hicieron evidentes durante el siglo XX o bien llamado “Siglo de la luz”. Sin embargo, el Interior de dicho Edificio se ha debilitado y se encuentra carente de lustre debido a una exacerbada concepción materialista del Ser Humano y que la Filosofía moderna ha etiquetado como “La cosificación del Hombre”, siendo esto la causa de graves males especialmente en materia de Justicia y Equidad.

En cuanto a la UNIDAD, los diversos pueblos del mundo deben continuar sus esfuerzos de avanzar en procesos de integración social, los cuales se remontan al surgimiento de la Familia, El Clan , La Tribu, La Ciudad-Estado, La Nación y la Mancomunidad Mundial, considerada ésta como la etapa culminante de dicho proceso y que hoy se hace tan palpable, en virtud del fenómeno de la GLOBALIZACIÓN que inexorablemente está avanzando en el planeta y permitirá a todos quienes habitamos esta patria común llamada Tierra, sentirnos como ciudadanos de un mismo país y miembros de la Raza Humana.

Este desafío, implica para los individuos la necesidad de eliminar toda clase de prejuicios que como “enfermedades espirituales”, afectan gravemente la salud de las relaciones interpersonales; para nadie es un secreto que dichos prejuicios se promueven desde el entorno familiar y han sido responsables de la mayoría de las guerras en torno a las cuales se ha escrito la historia de la especie Humana haciendo creer que el Hombre es un ser agresivo por naturaleza. además, cada uno de nosotros, como partes de un Todo Social, tenemos que ser responsables de implementar aquellos principios axiológicos enseñados a través de las épocas por las Luminarias del Conocimiento y que hoy son la brújula de guía para todas las decisiones y proyectos de los seres humanos. Recordemos que en el proceso de toma de decisiones, el individuo debe poner ante Sí los llamados “VALORES MORALES”; sí actuamos de acuerdo con ellos, nuestra Naturaleza Espiritual se eleva, por el contrario, sí los hacemos a un lado, dicha Naturaleza Espiritual se degrada. Lo dicho anteriormente, constituye uno de los basamentos de la PAZ, de la cual, tanto se ha dicho, “comienza en el corazón de cada ser humano”.

La Genética ya nos está diciendo que la Raza Humana está en un 95% constituida por los mismos genes y que las diferencias externas se deben a los aspectos medio ambientales, de alimentación y leves cambios causados por cruces entre los cromosomas durante la reproducción de los individuos. Esto sustenta nuestra aseveración de que “somos de la misma especie” y por tanto las diferencias son más de tipo cultural; son estas diferencias las que enriquecen la diversidad característica del jardín humano. Por lo tanto, tenemos que aprender a ver las diferencias no como barreras para la armoniosa convivencia sino como elementos desintegración a la luz del principio de “Unidad en Diversidad”. Esto nos debería traer a la mente la imagen de un jardín donde la variedad de colores, formas y fragancias contribuye a enaltecer su belleza.

En el aspecto de la JUSTICIA, ésta tiene un componente personal y uno estructural que deben complementarse mutuamente. Por un lado, corresponde a cada individuo aplicar la conocida máxima: “Tratar a los demás de la misma manera como quisiéramos que se nos tratase”, lo cual implica cultivar nuestros talentos y cualidades para bien propio y de nuestros congéneres ya que al trabajar por el bien del Todo, estaremos forjando el bien personal. Por ejemplo: Cuando la célula realiza su trabajo correctamente, contribuye al funcionamiento perfecto del organismo total y por supuesto, cuando todo el organismo funciona bien, el bienestar de cada célula está implícito. Aquí se haría realidad la famosa frase: “UNO PARA TODOS Y TODOS PARA UNO”.

La Justicia es una Facultad del alma humana que nos ayuda a distinguir lo correcto de lo incorrecto en nuestros procederes, especialmente en la interacción con los demás. Se dice que la verdadera posición del Hombre dentro del Todo Social es alcanzada a través de la Justicia que le permite discernir entre aquello que le conducirá hacia la Gloria o lo que le degrada a la bajeza.

En el aspecto estructural, los sistemas educativos tienen que capacitar a las personas en procesos de consulta y construcción de comunidad. Es perentorio que aprendamos a consultar nuestros problemas y proyectos de comunidad en un ambiente de armonía, desprendidos de todo egoísmo y en actitud de humildad. Cuando consultamos adecuadamente, ofrecemos nuestros puntos de vista como “Regalos de pensamiento” y sin apego a nuestras ideas, dejaremos que la Verdad aflore del seno de la reunión ya sea por unanimidad o por mayoría y con sentido de pertenencia trabajemos juntos por el éxito de la decisión lograda; así podremos edificar las Instituciones simples y complejas que como “canales de la gracia celestial” procurarán el bienestar general. Segúramente que no faltará la persona, que con toda razón, manifieste que la edificación de estructuras por procesos de participación democrática, necesariamente se verá afectada por la corrupción causada por el llamado “prurito de poder” y a la final, el poder de las gentes se pondrá al servicio de unos cuantos inescrupulosos. Para contrarrestar este peligro, pienso que tenemos que aprender más sobre el tema de Liderazgo Moral, el cual, censura las pretensiones partidistas y actitudes autoritarias para educar en un liderazgo centrado en el servicio desinteresado a los miembros de su comunidad.

Me declaro convencido de que la PROSPERIDAD y el bienestar de todos los seres no es solo material sino también espiritual. En este sentido, podemos ver que la actual Civilización es muy bella por fuera gracias a todo tipo de avances tecnológicos y científicos que nos permiten disfrutar de una relativa comodidad y prosperidad; pero sabemos, por los datos de las entidades de todo rango responsables de monitorear los índices de prosperidad que la brecha entre pobres y ricos es cada vez más amplia y la inequidad producto del “humo de la corrupción” intensifica sus efectos dejando vastos sectores de la población en niveles de miseria absoluta.

En verdad creo que en cuanto a la prosperidad, El Maestro Mahatma Gandhi nos dio la pauta con sus esfuerzos de crear las “Granjas Comunitarias” en Sur África y posteriormente en la India. También me llama la atención todo lo que tiene que ver con la Economía, con Ética ya que en el centro de Ella se encuentra la aplicación del concepto de Justicia Social en los términos esbozados anteriormente; además, la Justicia por ser un atributo de naturaleza espiritual, cabe la posibilidad de alguien que se considere a Si mismo Justo esté en capacidad de desprenderse de sus intereses egoístas y trabajar denodadamente por la prosperidad de los miembros del Todo Social inspirado en un ideal trascendente. Soy un estudioso de este tipo de proyectos y estamos tratando de promoverlos en mi región del Eje Cafetero donde están surgiendo Bancos Comunitarios que auspician pequeños proyectos comerciales que a la luz de los conceptos de Economía Solidaria contribuyen a aliviar necesidades básicas de las familias, alcanzando así, mayores niveles de bienestar. Cabe anotar, que lo anteriormente expuesto, está siendo implementado mediante clases para niños, jóvenes y adultos, las cuales se dan como complemento al currículum orientado en las aulas por parte del gobierno.

De antemano les expreso mi felicitación por sus esfuerzos para realizar eventos dedicados a generar conocimiento útil para ser implementado en acciones que redundarán en el verdadero progreso de las comunidades locales.

Para terminar les comparto este poema escrito como colofón de uno de mis trabajos.

 

 

SONETO LUMINOSO

La Luz de la Unidad ordenará
el caótico mundo del presente,
integrando a los hombres formará
un círculo de luz más refulgente.

Un mensaje de amor despejará
cualquier interrogante de la mente
y la llamada espiritual acercará
el hombre a Dios, marchando firmemente.

Para lograr entrar en la Morada
del Misericordioso, nos es dada
la dádiva inefable del poder.

Poder que tiene el corazón más puro,
del hombre que algún día en el futuro
comprenderá el secreto del saber.

(Arbella)