EL CONOCIMIENTO DE LA PROPIA EXISTENCIA Y DE LA CONDICIÓN DE SER HUMANO, COMO RECURSOS EVOLUTIVOS TODAVÍA EN EMBRIÓN.

Eugenio Jesús Pérez Méndez

 

PRESENTACIÓN

 

El conocimiento (1) es la facultad que, por su forma de adquirirse, por las inmensas dimensiones de su capacidad y por su versatilidad operativa, distingue a los humanos de los demás seres vivos que también lo tienen. La información sobre la realidad que cabe en el cerebro de los seres humanos, y que es constitutiva de los mundos personales (2), es extraordinariamente grande; pero el ejercicio de la facultad cognitiva, permanentemente activo y amplio por lo que respecta a lo exterior, no se corresponde con el que se aplica a algo que también se puede conocer, que es uno mismo.

  

Al señalar esta extraordinaria capacidad de conocer como distintiva, no me refiero a las elites, a la intelectualidad  o a las minorías científicas, sino al hombre común, al ser humano por su condición de tal, no por su historia personal. Los niños de 10 años ya tienen un conocimiento de la realidad muy por encima del que tiene cualquier otro ser vivo.

No se trata de manifestar, una vez más, el asombro por los últimos logros en el ejercicio de esta facultad de conocer lo grande y lo pequeño. Independientemente de su formación académica y de su cultura, cualquier ser humano es una organización de materia viva “diseñada” para conocer, y en su escenario personal, el que le toca, ejerce esa facultad y conoce, mejor o peor, lo que le rodea. Pero conoce mucho; mucho de lo de fuera y prácticamente nada de sí mismo. Y mi propuesta está encaminada a facilitar que esa facultad de conocer-sese desarrolle, no solo en algunos pocos, como sucede actualmente, sino en todos los humanos. Sin duda, gradualmente, como ha sucedido con la de conocer su alrededor. 

 

Mi tesis es que los humanos han aprendido a conocer lo de fuera- donde están incluidos, obviamente, sus congéneres, y las manifestaciones de su propia presencia física (biológicas, intelectuales y emocionales) -, en un primer movimiento por la supervivencia; que esa primera actitud de carácter defensivo no completa su naturaleza y que acarrea conflictos de diferente orden; que, además de proyectar su facultad de conocer lo de fuera, puede también dirigirla al conocimiento de sí mismocomo ser vivo único; que ese segundomovimiento, que pertenece también a su naturaleza, puede y debe ser ejercitado; y que, en el ejercicio del conocimiento de sí mismo, paradójicamente cabe que se genere y se potencie, al margen de las instituciones, su dimensión desinteresadade ser comunitario y solidario. 

 

Considero que los seres humanos - el homo sapiens- todavía en la actualidad y en general, no están haciendo pleno uso de facultades que potencialmente pertenecen de hecho a su naturaleza de ser vivo.

 

Considero que esa circunstancia introduce un desajusteen su comportamiento individual, del mismo modo que sucedería con una máquina que en su funcionamiento no esté sincronizada o que no emplee en su desempeño la totalidad de sus recursos productivos. De tal manera que, en la humanidad, la relación entre individuos, siendo buena en algunos aspectos, se manifiesta, en su conjunto y en muchos subconjuntos, necesariamenteconflictiva.

 

Considero que ese desajuste se produce porque, como ser vivo, el humano quiebra el patrón del comportamiento que, hasta su aparición, era básicamente instintivo; y el nuevo patrón de comportamiento, básicamente basado en el aprendizaje, está todavía en proceso de evolución. La facultad de conocer que le distingue, está dirigida principalmente a lo que le rodea y apenas dirigida al conocimiento de sí mismo. Su identidad, necesaria, se configura como resultado de la apropiación de lo que le rodea; hace propio y se identifica con lo que se manifiesta a su alrededor desde la interpretación que le cabe, haciéndose persona. Sin embargo no consigue identificar lo que realmente le distingue, lo que no cambia en él, lo verdaderamente propio. 

 

Considero que, si su inmadurez evolutiva es, de alguna manera, consecuencia de estos asertos, el perfeccionamiento de las relaciones humanas, paralelamente al desarrollo de las fórmulas de convivencia, hay que buscarlo en la actualización de ese potencial de conocerse que cada ser humano tiene.

 

Estas consideraciones llevan, en primer lugar a la necesidad de indicar inequívocamente cuáles son las facultades que nos caracterizan como seres humanos; en segundo lugar, cuales son, en qué medida y por qué, las que motivan nuestro comportamiento actual; y en tercer lugar, qué es lo que se puede hacer, si alguna de nuestras facultades, en la mayoría de los humanos, no está siendo ejercitada todavía. Esa es la reflexión que se propone en esta ponencia que se desarrolla en cuatro partes. En la primera se hace un ejercicio introductorio sobre dos enunciados que manifiestan dos formas de considerar el ser humano: como ser existiendoy como ser sucediendo; en la segunda parte se ponen de manifiesto las que se consideran facultades distintivas de los humanos para mostrar como efectivamente hay facultades del ser humano que permanecen en estado embrionario para la mayoría de la gente, y que ni siquiera se valora su existencia y consecuentemente no se ejercitan y aplican; en la tercera, se argumenta una propuesta de abrir posibilidades a un desarrollo de la facultad de conocerse precisamente en la etapa de la adolescencia; y finalmente, en la cuarta, se articula un formato preliminar de trabajo en grupos para ser ofrecido a los adolescentes como complemento de su formación. 

¿Y cuál es la utilidad de todo esto aparte de un puro y loable ejercicio epistemológico? Esta es una buena pregunta. 

 

Si consideramos como estado embrionario el de algo que manifiesta su existencia pero no su plenitud “funcional”, este sería el caso. Y si aceptamos que los resultados de un estado embrionario no son, a priori, predecibles, hasta que el proceso no alcanza madurez, es difícil establecer la utilidad de mi propuesta. Sin embargo, se pueden aventurar algunas trayectorias. En la tercera parte, se hace una reflexión a respecto de la utilidad de saberse existiendo.   

 

1. INTRODUCCIÓN

 

Existir y suceder

 

Cuando Descartes enunció su famoso principio, paradójicamente se quedó a la mitad. Pienso luego existo- en francés Je pense donc je suis - pone de manifiestoque sabíaque pensaba, pero no sabíaque existía. Existir (ser) era una deducción lógica de su capacidad de raciocinio, no de su conocimiento. Esto que digo es solamente un pretexto para evidenciar mi tesis y poner de manifiesto otro enunciado:

EXISTO, SOY ÚNICO Y SEPARADO, DESIGUAL, HUMANO Y POTENCIALMENTE LIBRE

 

Este enunciado no es resultado del raciocinio, es el resultado de la experiencia directa. Un enunciado que, muy posiblemente la mayoría de la gente estaría dispuesta a suscribir, si acaso con algún reparo en lo que atañe a la libertad. Sin embargo, con todos los respetos, dudo mucho que se corresponda con la experiencia directa de buena parte de esa mayoría. Es decir su lectura llevaría a una reflexión del tipo:

Existo, sí, ahora estoy pensando; sí, sí, estoy pensando que existo…

Soy único, sí, soy yo, fulano, hijo de zutano, que vivo en tal sitio… etc.

Separado, sí, unas veces separado y otras junto, depende…

Desigual, sí, soy más alto que otros, más delgado, más inteligente…, pero en el fondo, si lo pienso, soy como todo el mundo.

Humano, claro.

Potencialmente libre; hombre yo creo que soy libre, puedo hacer lo que me dé la gana, si no lo hago es porque me parece que no se debe hacer, robar, matar y esas cosas. Pero en las cosas normales hago lo que mejor me parece.  

 

Un segundo enunciado más ajustado a lo que, al parecer, acontece podría ser así:

SUCEDO, ESTOY ENTREMEZCLADO CASI INDISTINTO CON TODOS LOS DEMÁS, SOY IGUAL QUE TODOS, HUMANO, ¡CLARO, COMO NO! Y LIBRE. 

 

Sucederes la posición normal de la conciencia individual, una especie de sumidero del tiempo; donde se destina buena parte de la energía consumida en la actividad cerebral, ocupada en construcciones mentales, en juicios y fantasías efímeras, producidas en la pura elucubración distraída del discurso interior. Suceder, distraerse, dejarse envolver por la ola de lo que sucede, es el abandono del protagonismo que por su condición le pertenece al ser humano, a cada ser humano. Suceder es, posiblemente, una reminiscencia, una actitud residual del estado de no alerta de los animales, ocupado por una forma degradada de pensamiento desconexo y automático.  

 

Entremezclado, casi indistinto. Ese es el resultado de una larga historia de enfrentamientos con un medio hostil reforzando la condición de sociabilidady la necesidad de cohesión social aplicada a la supervivencia del grupo. La misma que se aplica en competencia y conflicto con los otros grupos en la lucha por los recursos. Cooperación y conflicto son las dos caras de la misma moneda, inevitables, en el curso de la historia por la conquista del mundo material. Entremezclado con el grupo, casi indistinto, como las hormigas, ha podido ser una necesidad de eficiencia para conseguir la supervivencia y el progreso de una especie. Pero el mundo material ya está conquistado o casi. Ya hay conocimiento suficiente para repartir la producción de alimentos, la supervivencia está garantizada; pero falta, como actitud natural común, la solidaridad más allá de mandatos o de méritos. 

 

Indistinto, esa pérdida de identidad, esa sumisión del individuo al grupo ya no tiene lugar, no es productiva y está obstaculizando el acceso al conocimiento de sí mismo que es necesario para ejercer la libertad y avanzar evolutivamente. Algo que también se podría expresar recíprocamente: en el ejercicio del conocimiento de sí mismo,se van a debilitar los lazos de dependencia y de sumisión y a fortalecerse los de solidaridad.

Respuestas breves, comunes, a la pregunta de: ¿qué dice la gente con respecto a si mismo?, estarían en unos términos parecidos a los siguientes:

Soy Pedro, ingeniero agrícola, tengo 40 años, gano 4.000 euros; estoy casado, tengo 3 hijos, dos coches, una casa y un apartamento en la playa. 

Soy María, enfermera, 30 años, soltera. Tengo coche y piso y voy a clase de yoga tres días por semana ¿Algo más?

Soy barbero, mi nombre es Francisco pero me llaman “el Ná”; mi mujer se fue con otro.

Si la pregunta fuera ¿que vota?, las respuestas podrían ser: PP, socialista, no sé.

A la pregunta ¿cree en Dios?, las respuestas: sí, no, no sé.

A la pregunta ¿Quién tiene razón, los ucranianos o los rusos?; las respuestas: no sé, me da igual, ¿quiénes son los ucranianos? 

 

Se podría seguir con más preguntas y más gente. Todos los días en los periódicos y en la televisión se hacen preguntas parecidas. En mi opinión, una síntesis de todas las respuestas sería algo parecido a mi segundo enunciado.

 

Esas gentes, todas esas gentes, fueron niños. Esos niños, nacieron en las circunstancias más diversas, sin embargo, en común, todos ellos, no tuvieron acceso a un conocimiento sutil, casi indiscernible por su obviedad: no fueron enseñados que existíancomo seres humanos. En ese pequeño déficit de aprendizaje se esconde buena parte de los conflictos, los desajustes y la confusión que, en esta fase de su evolución, caracteriza a la especie humana.  

 

A mi modo de ver, como más adelante aclaro, algo tan básico como saber que existes y que eres humano es determinante para poder ser libre. Y la libertad individual es imprescindible para que se produzcan condiciones de progreso evolutivo en la humanidad, por el simple motivo de que cambios se pueden producir cuando algo ha llegado a su cenit; a partir de ahí cambia o puede cambiar su naturaleza. Y, en nuestro caso, están todavía por desarrollar recursos básicos que nos pertenecen como especie y que todavía se encuentran en un estado muy embrionario. 

 

Libertad y conciencia del sí mismo, están muy lejos de ser experimentados por el común de las gentes. Y, si el común de las gentes todavía no ha llegado al ejercicio pleno de sus facultades, es aventurado pensar que se van a producir cambios evolutivos por más que puedan existir experiencias puntuales. Se podría tratar de excepciones o anomalías en individuos aislados pero no cambios afectando a la especie. Se trata, primero, de llegar a ser completamente humanos para poder subir otro escalón.  

 

El progreso que conocemos, progreso material, es un equivalente, adulterado por las desigualdades, a la supervivencia del resto de los seres vivos. Se podría decir que estamos en un estado incipiente, todavía, de nuestras posibilidades evolutivas. De hecho 10.000 años, que son los que han pasado desde que los humanos comenzaron a empezar, es un “instante” evolutivo que fácilmente se desenfoca y se acrecienta por nuestra perspectiva deformada del tiempo y la velocidad que percibimos hoy de los cambios en el homo-sistema (3). 

 

Podemos estar, en mi opinión estamos, en los albores de una nueva Civilización, pero muy lejos de estar en la posición que corresponde a nuestras capacidades como seres vivos, desde donde se podría siquiera contemplar la posibilidad de cambios evolutivos. Es decir, de los primates hemos podido aparecer, descender, nosotros, cuando los primates, desde nuestro supuesto ancestro el Purgatórius, vivo hace unos sesenta y cinco millones de años, en sucesivas aproximaciones a nosotros, habían agotado las posibilidades de esa naturaleza “primatea”.

 

Y nuestras posibilidades de agotar el potencial del ser humano están muy lejos de estar presentes todavía. 

 

Esto que digo, puede parecer una osadía impertinente…, porque: ¿Quién duda de que somos libres y de que tenemos la facultad paladina que nos distingue, la autoconciencia? Sin embargo la realidad de lo que ocurre, a lo largo, a lo ancho y en el tiempo, está manifestando escandalosamente lo contrario. No solamente eso, no solamente la confusión y el despropósito es la pauta que sobresale en los registros de la Historia, sino que, en los últimos tiempos, ahora, nuestra mayor aportación como especie, el progreso material, está amenazando seriamente con producir alteraciones en la Tierra, nuestro soporte, que pueden acabar con las condiciones que permiten nuestra existencia, por lo menos la de muchos. Eso no quiere decir que somos monstruos o seres degenerados como especie - como personas individuales podría ser, en cualquier caso como resultado de  la ignorancia – pero, probablemente habría sido parecido si hubieran sido los gorilas, si les hubiera tocados a ellos nuestro papel evolutivo. Desde mi punto de vista lo que sucede es justamente todo lo contrario; nos estamos generando, naturalmente, poco a poco.

 

En esta Introducción se ha pretendido poner de manifiesto como el conocimiento de la propia existencia, que es posible en los humanos, es algo que pasa generalmente desapercibido. Se podría decir que es una facultad en estado latente de la que casi no se habla; siendo así que suceder, entremezclado indistintamente con el conjunto de lo que sucede, es el estado normal de las personas, donde raramente cabe la percepción de la propia existencia individual separada.  Este estado de cosas es, por lo menos, llamativo. Y, lo mismo que los seres humanos han aprendido con el tiempo a conocer las distinciones que determinan lo de fuera, se plantea la conveniencia y oportunidad de enseñar también la distinciónindividual, altísima, única y misteriosa (en tanto que inexplicable por ahora), que nos corresponde a cada uno por nuestra condición de humanos. 

 

2. EL SER HUMANO

 

Orígenes

 

El origen evolutivo de los seres humanos es algo que ya casi no se cuestiona, me refiero por la gente en general. Sucede, sin embargo que en este asunto, como en otros muchos que van desprendiéndose del conocimiento de las minorías “pensantes”, se reproducen las actitudes de creenciaque impregnan buena parte del conocimiento popular. Evidentemente no se trata de saberlo todo, pero sí de tener un conocimiento general básico. En este caso no se trata de aceptar, religiosamente, que sí, que los humanos descendemos del mono; se trata de conocer qué significa eso, porque en definitiva son los significados, aunque sean pocos, no los postulados aprendidos, los que soportan el conocimiento. 

 

Seres humanos significa que compartimos una parte importante de nuestro código genético con los primates, 90%, (99,4% con los chimpancés), es decir tenemos, todos, un ancestro común; pero a la vez somos muy diferentes, extraordinariamente diferentes de los otros humanoides; nuestras capacidades de supervivencia se han alterado sorprendentemente en los modos de operar y en dimensiones que todavía no son bien conocidas. En efecto:

La supervivencia de los seres vivos en general, descansa en el conocimiento, información, que se contiene en su código genético que regula los procesos internos del organismo y determina el comportamiento instintivo.

 

Sin embargo, este patrón se altera progresivamente en los primates que incorporan el aprendizaje (4) como una facultad de conocimiento superpuesta al instinto. En algunos homínidos, las especies que andan sobre dos pies y fabrican utensilios, probablemente en un lapso relativamente corto de tiempo, alrededor de unos 50.000 años atrás, se produce una atrofia de los caracteres instintivos que, llegado el homo sapiens, es prácticamente total. Con excepción del reflejo instintivo de chupar y algunos otros vestigios residuales, el recién nacido se encuentra indefenso y es completamente incapaz de sobrevivir solo. Esta circunstancia, la pérdida del instinto, es el factor determinante de nuestra espectacular trayectoria como seres. 

 

Como contrapartida a esta paulatina carencia funcional se producen en la especie una serie de cambios anatómicos, fisiológicos y cerebrales que generan unas extraordinarias capacidades de aprendizaje y posibilitan el habla. Paulatinamente, a partir de ese punto la supervivencia de las comunidades humanas descansa, cada vez más, en el cuidado del niño durante un largo periodo de aprendizaje básico, y en la adquisición posterior de los conocimientos de integración socio-productiva que corresponden a su grupo.

 

Independientemente de los cambios evolutivos que van desplegándose en la multiplicación de las especies, por la selección natural y las capacidades adaptativas, cada una de las especies mantiene a lo largo de su historia una constante de comportamiento que caracteriza a todos sus individuos con uniformidad y permanencia. Se podría decir que, en tanto que la especie se conserva, el instinto que determina los comportamientos individuales no evoluciona, no cambia. 

 

Por el contrario, lo que sucede con los seres humanos es muy diferente. La capacidad individual de adquirir y procesar conocimiento, en teoría ilimitada, además de generar enormes diferencias de unos individuos a otros, se proyecta en el aprovechamiento y transformación de los recursos naturales que, progresivamente, con el paso de las generaciones y las civilizaciones, adquiere unas dimensiones descomunales, configurando lo que se está llamando aquí homo-sistema.  La primera y más básica transformación que se produce en los seres vivos con la llegada del homo sapienses esa prodigiosa capacidad de aprendizaje. Se podría decir que los humanos, en primer lugar, son seres “absorbedores” de conocimiento, o bien, taladradores de ignorancia.   

 

Sucede que el instinto no es necesario integrarlo porque ya está; pero el conocimiento progresivo, el que resulta de ir procesando la información que el ser humano adquiere, es necesario integrarlo y articularlo, a la vez que se va estructurando la personalidad individual. Esta integración se produce sobre individuos genéticamente diferentes, física, intelectual y emocionalmente, y en diversidad de circunstancias, de manera que las desigualdades personales que resultan de unos individuos a otros son grandes. 

 

En efecto, el desplazamiento del conocimiento instintivo al aprendido además de acarrear cambios importantes en la generación de recursos de supervivencia, introduce una diversificación altísima entre los individuos de la misma especie y grupo como nunca, ni antes ni después, ha sucedido, y que conduce, por la desigualdad que impone, al establecimiento de una gama extraordinaria de jerarquías de poder y al sometimiento de unos individuos a otros.

 

Paralelamente, los seres humanos adquieren una conciencia muy desarrollada del tiempo. Pasado, presente y futuro se proyectan como soporte vivencial para el conocimiento que el individuo tiene de su permanencia. Es capaz de imaginarse en un tiempo por venir y, en ese tiempo aventurar la necesidad de satisfacerse o la de defenderse que le impulsa a acumular, aprovisionarse y protegerse. 

 

Entre las nuevas capacidades que paulatinamente van apareciendo como distintivas de la especie humana está la de ser consciente de sí mismo. Sin embargo, y esta es la tesis del presente trabajo, esta capacidad permanece todavía en estado embrionario y se diría que, en la evolución de la especie hasta el momento presente, esta facultad de conocer ha estado ausente. Con aplastante unanimidad la experiencia directadel mundo material de fuera se ha súper desarrollado con auxilio de la razón, tan poderosa, y las capacidades del habla y el lenguaje simbólico. Por el contrario, la experiencia directa de la propia existencia ha sido relegada al terreno de la espiritualidad o de la mística, en ambos casos consideradas estas actitudes como excepcionales y minoritarias. En efecto, a nadie se le ocurre que sea posible una espiritualidad que sólo nace del conocimiento de la propia existencia excelsa,  y que, además, pueda extenderse como actitud común. Es algo que no se considera.

 

En estas circunstancias se van generando los procesos de organización y consolidación de los grupos, sociedades y civilizaciones. 

 

Cuatro rasgos caracterizan esa evolución: la generación de desigualdades brutales y, consecuentemente conflictos, entre unos seres humanos y otros, hasta el punto de que recientemente se publicaba la noticia, 85 ricos suman tanto dinero como 3.570 millones de pobres del mundo (El País-20/01/2014); una capacidad de explotación de los recursos naturales y alteración del sistema físico que en la actualidad ha llegado a unas dimensiones descomunales y que amenaza ser irreversible en algunos entornos; la creación de estructuras organizativas de altísima complejidad y diversidad en la búsqueda de escenarios de convivencia para mitigar y administrar las desigualdades y la degradación ambiental; y, como contrapartida, la necesidad de encontrar explicaciones a lo que se presenta como injusto, doloroso y predatorio. Explicaciones que, en el terreno de la transcendencia, ofrecen, principalmente, las diferentes religiones. 

 

Este es el escenario que dibuja un esquema muy simplificado del estado de cosas en la actualidad, donde como se dice más arriba hay algunos ingredientes que pertenecen a nuestra naturaleza que se podría decir que están ausentes. ¿De cuáles se trata? 

  

La conciencia de mí mismo

 

Con respecto a la autoconciencia, es verdad que tenemos una especie de registro individual de lo que nos sucede, que nos identifica y diferencia de los otros; que, desde ese registro, actuamos, en unos casos conscientemente y en muchos, la mayoría, de forma automática, rutinaria o ausente; que podemos acceder a ese registro y recordarnos, la memoria episódica como también tienen los cuervos; y que podemos proyectar nuestra persona colocándola en supuestos del futuro. Todo eso sucede pero no es muy diferente, en los resultados, de lo que se puede producir en un ordenador. Las capacidades de registro individualizado, memoria y proyección de escenarios futuros, hay maquinas que las desarrollan con ventaja sobre la mayoría de los seres humanos.

 

Ese registro individual con el que nos identificamos es la persona (5). El resultado de una lista interminable de determinaciones genéticas y ambientales que manifiesta un fenotipo. Algo que está inextricablementedeterminado, excepto en una opción: puede estar ausentede su propia existencia y fundido, sucediendo junto, con todo lo demás; o puede estar abiertoa la experiencia de estar presentecomo ser separado del resto. Ese vaivén de ausencia-presencia es muy significativo en dos sentidos:

 

Muestra algo que permanece;algo, que accidentalmente podría expresarse en una infinidad de formas personales, gente distinta, pero que permanece. Ese algo no tiene forma, pero tiene presencia, es, de hecho, la única presencia que tiene permanencia existiendo, es el soporte de las sucesivas determinaciones personales que se suceden en diferentes etapas de su vida, es la misma presencia, la misma que la de aquel niño de los recuerdos, el mismo yo. 

 

Por otra parte esa presencia, que puede manifestarse con mayor o menor agudeza, es generalmente impredecible y esquiva. No puedo dirigirme a ella, no puedo actualizarla, fácilmente, a voluntad como actualizo la agudeza de mi observación en lo de fuera. Se podría decir realmente que la conciencia del sí mismo, cuando se manifiesta, tiene más la condición de fenómeno que de instrumento. Aparentemente, no sirve para nada. En mi opinión, ha llegado la hora de instrumentar evolutivamente esa facultad. Para ello, de la misma manera que sucede con cualquiera otra, necesitará ser ejercitada por la gente. 

 

Como buscaba Descartes, hay un dato básico y es que yo existo. Sin partir de ese dato, como lo más conspicuo de la realidad, nos estaremos moviendo, reiterativamente, prometeicamente, en los escenarios de la ajenidad. ¿Qué importa que lo de alrededor exista, que lo conozca “casi a la perfección”, si no conozco verdaderamente mi existencia distinta, si no sé qué soy yo? A todos los efectos, sin mi conciencia, lo otro, ya existía hace quinientos, mil, dos mil años y no existía yo. 

 

Enunciar que yo existo significa, a la vez, que solo existen dos cosas: yo y todo lo demás. Y que antes de yo existir solo había nada. Independientemente de lo que puedan ser disquisiciones filosóficas, interesa el dato, la experiencia. Sólo desde el saberme existiendo cobra sentido todo lo demás y puedo salirme del sueño del suceder que envuelve todo. Pero experimentándolo verdaderamente, no intelectualmente. Es posible. 

 

Puede que sea un estado de conciencia que se acerque a la experiencia mística, pero no tiene nada que ver con la forma en la que ésta se formula y se expresa. No es un fenómeno puntual extraordinario; acceder a ese estado es patrimonio de todos los seres humanos.  

 

Podría decirse que esto es una forma de espiritualidad no religiosa. Está bien, pero no se trata de poner nombres y tampoco de elevar el nivel de la discusión filosófica hasta hacerlo, como suele suceder, ininteligible. Una forma de espiritualidad, puede ser, pero como actitud que, en primer lugar, tiene que nacer de la experiencia directa, no del intelecto, para que pueda ser conocida y compartida por el común de las gentes.

 

De cualquier manera lo que aquí me interesa señalar es que esta evolución que viene desde el Big-Bang, me ha producido a MIy tengo que saberlo. Ese es el verdadero y misterioso sentido de la Evolución: pasar, de la nada, de no existir “mi”, a existir “mi” y a dejar de existir en breve. Esa es la autoconciencia que nos pertenece como seres humanos vivos. Y desde ahí, seguir.

 

La libertad

 

Desde estas perspectivas la libertad adquiere una dimensión diferente a la que tradicionalmente se ha considerado como siendo atributo de la persona, a saber: persona libre para perfeccionarse como sujeto de libre albedriocapaz de distinguir lo “bueno” de lo “malo”; libre para perfeccionarse como entidad receptora de méritospara otra vida. 

 

Sin embargo personaes sólo una construcción que accidentalmente se superpone sobre algo. Persona no es otra cosa que la acumulaciónde informaciones que en cada momento de la vida de un humano  expresan su distinción (tienen registro y manifestación). Esto ya no es solamente un raciocinio; añadido a las evidencias sobre los condicionamientos que afectan al comportamiento de las personas como consecuencia de su determinación genética, se está descifrando un nuevo lenguaje del genoma e introduciendo, concepto a concepto, la noción de que nuestras propias experiencias pueden marcar nuestro material genético, de una forma, hasta ahora desconocida y que estas marcas pueden ser transmitidas a generaciones futuras. En este contexto se podría articular una nueva noción de libertad desprovista de connotaciones morales o escatológicas. 

 

Libertad es posible cuando es posible elegir lo que no está determinado; si elijo lo determinado, no soy libre, estoy determinado.

 

La libertad no se puede ejercer en la determinación, por más que, en apariencia, tenga opciones, si esas opciones están dentro de lo que me determina. Es decir están dentro del conjunto que me determina porque hay otro conjunto para el que no estoy determinado. Puedo entrar o salir; comer o no comer; hacer una cosa, o hacer otra, o no hacerla… todo eso son opciones que me caben y entre las que puedo elegir… en “libertad”. Puedo elegir sin salirme de mis condiciones; más o menos como puede elegir un chimpancé comerse o no comerse un plátano, sin salirse de las suyas y, algo más alejado, de la opción que tiene una abeja de libar de una u otra flor. 

 

Yo estoy determinado ancestralmente, como persona, para apoderarme de las cosas, de los animales y de la voluntad de las otras personas. Y no estoy determinado para no apropiarme. No apropiarme; someter mi interés particular al común cuando es necesario; compartir en solidaridad…, son actitudes que no están insertas en mi personalidad, no estoy socialmente determinado como individuo para ser solidario. Estoy determinado para cooperar interesadamente, a cambio de algo, y para ser obediente a los mandatos en el escenario de la convivencia. La indicación para ser solidario pertenece al ideario de… la excelencia. De la excelencia sí, pero la excelencia es una opción a más, fuera del conjunto que me determina, no determina. 

 

Yo y tú, solamente podemos ser librespara optarpor no apropiarnos, en beneficio personal, de las cosas, los animales o la voluntad de los otros. No tenemos otra libertad verdadera, aparte de la de suicidarnos, es decir, elegir la indeterminaciónde la muerte.

 

Esta noción de libertad se compagina con la que correspondería a un ser consciente de sí mismo que se percibe distinto, separado y único y no precisa de nada máspara completarse. No necesita apropiarse de nada para ser.

 

Estas cuestiones, expuestas muy resumidamente, me llevan a pensar que estamos todavía en una Fase muy embrionaria de nuestras posibilidades evolutivas; y que la confusión y desconcierto que se perciben, no pertenecen a nuestra naturaleza sino al momento. Y, también, que hay un extenso campo de aprendizaje que es necesario desarrollar, paralelamente al que desde el neolítico se viene produciendo para la transformación del Medio Natural en beneficio de nuestro desigual bien-estar. 

 

3. EL CONTEXTO

 

La praxis

 

Todo lo que se dice anteriormente, con mayor o menor acierto, está encaminado a una praxis. ¿Es posible aprender a tener conciencia de mí mismo? ¿Es posible establecer una distinción suficiente que me permita conocerme en una dimensión diferente de la que me conozco? ¿Cómo se puede hacer? ¿Qué es lo que ha cambiado para que sea posible precisamente ahora? ¿Para qué sirve?

 

Ha cambiado todo y no ha cambiado nada. Ha cambiado todo: La Tierra ya no es el centro del Universo…; el conocimiento de la materia se aleja cada vez más de lo concreto y predecible y se acerca a lo sutil; la vida está a las puertas de ser sintetizada en un laboratorio; gran parte de las ideas sobre lo humano y lo divino se han tirado por la borda. No ha cambiado nada; sin embargo la humanidad sigue reproduciendo, cada vez a mayor escala, los conflictos que tuvieron su origen en la supervivencia y progresivamente se fueron desplazando al monopolio del poder. El Poder, el poseer, ha suplantado, por ahora, a la capacidad evolutiva de conocer el Ser.

 

El conocimiento de mí mismo es posible, pero es una capacidad que es necesario ejercitarla de la misma forma que conocer el entorno es el resultado de experimentarlo en aproximaciones sucesivas. Es decir como consecuencia de un ejercicio. Aparte de fugaces vislumbres, ocasionales e involuntarios, no es inmediato. No funciona en términos de: ahora voy a conocerme a mí mismo. Y no se trata de una introspección de carácter sicológico: yo soy así: extrovertido, impulsivo, violento…, etc., por esto y por esto. Eso es el comportamiento adquirido, la manera de ser personal, el fenotipo; nada que ver con la mismidad

 

El hecho de que todos nos reconocemos en nuestras sucesivas identidades personales dificulta la percepción del mí mismo. Fácilmente se acepta, como veíamos al principio, que yo soy éste, lo que se manifiesta en apariencia, la persona, y no cabe que yo pueda ser algo distinto. Hay una discontinuidad de la personaal sí mismo que exige realizar un particular esfuerzo para transitar al sí mismo. 

 

Para poder dar el salto de percibirme, caer en la cuenta, es sugerente establecer un paralelismo con el modo en que sucede la percepción en los hologramas. Detrás de la imagen que aparece a primera vista, se esconde la que en apariencia no se ve. Y, de la misma manera que en el descubrimiento de esa imagen oculta, hay un movimiento de percepción, de caer en la cuenta, que envuelve un determinado tipo de concentración relajada, con el conocimiento de mí mismo sucede parecido. 

 

En la imagen que se muestra a continuación se esconden una, o tres teteras, en tres dimensionesflotando en el espacio. Sorprendente cuando se descubre.

 

 

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Holograma. Tetera

 

 

Para conocer es necesario distinguir, separar, entre por lo menos dos cosas. En este caso, distinguir que hay dos cosas: yo y todo lo demás. A partir del reconocimiento de todo lo demás, lo que no es, eso soy yo: el observador.

 

El observador es un ser humano. Entonces puedes empezar por las bacterias, seguir por las hormigas o las abejas, continuar por los salmones, por los delfines, por los halcones…, en sucesivas aproximaciones asombradas a la maravilla y perfección de los seres vivos hasta llegar a percibirte tú, también como ser vivo, aquí y ahora.                                

 

Este ejercicio u otros parecidos pueden llevarte a percibir tu existencia única como ser humano. A percibir lo que eres y lo que tienes: un cuerpo humano vivo. En ese punto puedes hacerte la pregunta: ¿Hay algo más? 

 

… no tuvieron acceso a un conocimiento sutil, casi indiscerniblepor su obviedad: no fueron enseñados que existían como seres humanos.  

 

Mi propuesta es llevar esta enseñanza a las escuelas de la forma que se indica más adelante.

 

La adolescencia

 

El desarrollo intelectual del niño (6), alrededor de los 10-11 años, va a pasar, en poco tiempo, de la dependencia casi absoluta de los adultos, en un sometimiento incuestionado, a una fase, la adolescencia, de dependencia cuestionada en dos aspectos: uno, por lo que se refiere a los contenidos y a la disciplina de aprendizaje impuesta; y dos, por lo que se refiere a la credibilidad y autoridad de los adultos.

 

En esta segunda Fase, en mayor o menor medida, se presentan actitudes y comportamientos de rebeldía frente a lo que reciben, y de búsqueda de orientaciones y formas diferentes, que se consolidan en los reductos de relación con los otros adolescentes: Música, actividades, vestidos, gestos y lenguaje, consciente o inconscientemente, se procuran para acentuar las diferencias, en ocasiones con provocación y descaro.

 

Este tránsito se produce simultáneamente en dos escenarios: la escuela y la calle.

 

La escuela, todavía es el nexo que vincula su pasado de niño, naturalmente devorador de conocimiento, con el mundo de los adultos que se empeñan en hacer de él un ciudadano de provecho al sistema. Un mundo en el que generalmente acaba integrándose pasados los años de la transgresión. A modo de apunte apresurado, se podría decir que la escuela en esta fase cumple o debería cumplirel papel de pertrechar de lenguajes, que ya no es necesaria la acumulación de conocimientos. El lenguaje matemático para comunicar con precisión; la propia lengua para saber expresarse con fluidez, propiedad y economía en el habla y la escritura; el lenguaje que sabe explicar la naturaleza, la materia y la vida, qué cosa son y cómo se despliegan en sus todos, organismos, y en sus partes; el lenguaje de la Tierra, en un viaje que sabe describir lo que aparece, tierras y mares y pueblos; el lenguaje que cuenta las historias de nuestros antepasados, gentes muy parecidas a nosotros que estuvieron vivas y dejaron las huellas de su paso. Todos, lenguajes para saber contar, como se cuenta cuando se sabe; para tener acceso a la comunicación en los circuitos de conocimiento. 

 

No es muy complicado, depende sobre todo de los maestros, de que sepan contar.

La calle es donde se proyectan todas las ansias y energía de expresión personal que no caben en el mundo de los adultos. La calle, la plaza, pero también, y sobre todo, los reductos marginales que son apropiados para reunirse al amparo de las miradas, la intromisión o la curiosidad de los otros.

 

Es una etapa, generalmente transitoria de experimentación. En buena parte esa energía y necesidad de referencias nuevas, de estímulos, de modelos, se aprovecha por la Industria del capital. Espectáculos, audiovisuales, moda, ídolos… se producen en la “trastienda” para estimular y satisfacer el consumo de los adolescentes.

 

Así sucede que pasamos de un conocimiento primario del mundo, el que permite familiarizarse y relacionarse con el entorno inmediato, en gran medida, también, mediatizado por la fantasía, a una fase en la que se entremezclan tres tipos de conocimiento: el lúdico y de relación con el grupo; el conocimiento pretendidamente reglado y utilitario del entorno escolar; y, eventualmente la incorporación personal de la condición de creyente. En una tercera fase se va produciendo la integración progresiva en el mundo de los adultos y ahí comienza su contribución al mantenimiento, producción y progreso de homo-sistema. Aprende a desenvolverse en el mundo laboral.

 

En ninguna de las tres fases se hace mención, como necesidad, del conocimiento de su existencia individual como ser humano. Es un conocimiento que se da por sentado.

Sin embargo no es así.

 

No es inmediato saberse existiendo. Al contrario, lo normal y lo habitual es no tener conciencia de la propia existencia. Eso no significa, como ya se decía anteriormente, vivir sin referencias personales. Es el suceder.

 

Por otra parte, el hecho de tener un cuerpo con forma humana, ni muchísimo menos presupone o determina conocer su significado y sus capacidades. Como no determina la posesión de un helicóptero saber, en algún caso ni siquiera lo que es y, en general, pilotarlo.

 

En otro orden de cosas, aprender, como se decía anteriormente, es la capacidad más inmediata que poseen los humanos en el entorno evolutivo de la supervivencia, en la medida que substituye al instinto y lo mejora a niveles altísimos. Y la capacidad de aprendizaje se manifiesta particularmente activa en los niños. Aprender a andar, a hablar, son dos procesos de aprendizaje imposibles sin esas capacidades. El mundo que llega a dibujarse en el cerebro de un niño de 8 -10 años es de una complejidad extraordinaria a todos los niveles. Se podría decir que los niños – adolescentes son los más aptos y los principales y más respetables destinatarios de esa capacidad. 

 

Sin embargo, en cierto modo, esta prerrogativa se traslada a los niños envuelta en actitudes y mensajes directos o subliminales que manifiestan lo contrario. Estudiar, aprender, no les llega como un derecho y un privilegio; es, con todos los matices que se quiera, una obligación. Eso es un error. Obviamente, un niño de 6 años eso ni lo entiende como mensaje ni lo necesita, va a aprender a toda costa; pero en el caso de los adolescentes, en mi opinión, es preciso hacerles cómplices, conocedores y participes activos, no pasivos, de ese privilegio que tienen como seres humanos.      

 

A grandes rasgos se ha pretendido ilustrar sobre los tipos de conocimiento que se adquieren en las tres etapas de aprendizaje de los humanos, los niños y adolescentes, señalando como, en los tres, no se introduce ninguna información sobre el significado y apropiación individual de la naturaleza de cada uno en particular. La que no sabe que, por el hecho de haber nacido y estar vivo, le pertenece. 

 

Se trata de caer en la cuenta. Caer en la cuenta ¿Qué es caer en la cuenta? Caer en la cuenta primero, los que van a enseñar. ¿Qué es enseñar? Enseñar es: mira ahí… ¿lo ves?, ¿te das cuenta? Después, los adolescentes caen también en la cuenta. 

 

Caer en la cuenta, puede ser la cosa más fácil o más difícil, pero sin caer en la cuenta no hay posibilidad de adquirir conocimiento. Caer en la cuenta es el resultado de un esfuerzo de síntesis. Diferentes estímulos o recursos que están separados es necesario articularlos en una única información que altera el estado anterior de conocimiento. Por ejemplo, lanzarse, un bebé, a dar los primeros pasos; montar en bicicleta; encontrar la palabra adecuada; descubrir la imagen oculta en un estereograma…

 

Cuál es la utilidad

 

Obviamente, en muchos casos, las preguntas están. ¿Quién soy yo?, ¿porque estoy aquí? Es relativamente común que el niño se haga estas preguntas, pero no hay ningún contexto en el que pueda formularlas. No encajan en el ámbito familiar donde el niño suele ser un personaje secundario; no encajan en la escuela a no ser que se produzca algún tipo de entendimiento con el maestro que abra una posibilidad, pero es difícil que el maestro tenga una respuesta; y raramente encajan en el mundo de los compañeros. Con el tiempo las preguntas, al principio acuciantes, van perdiendo intensidad y acaban olvidándose.

 

Ese quiénindistinto que se formula por un niño no se refiere a su persona. Ese quién por el que se pregunta, no es quien, es qué; es justamente lo que se esconde detrás de su persona. Necesita una identificación, que todavía busca certeramente en ese sí mismo que aventura, y que fatalmente se desvía y se consolida finalmente en su persona. Generalmente ahí se acaban las preguntas.  

 

Saber quién soy yo a nivel ontológico, no tiene respuesta, no se corresponde. Es a nivel de individuo-persona donde quiéntiene encaje en  una descripción que me explica.   A nivel ontológico, la pregunta sería más bien, ¿qué soy yo?

 

Pero además, como se decía al principio, pasado el tiempo, cuando ya las preguntas acuciantes se apagan, a estas alturas, ¿cuál es la utilidadde saber quésoy yo? ¿Hay alguien que se importa? Una forma de llevar este asunto al terreno de la utilidad sería algo así:

 

Cuando a alguien le falta un órgano o un miembro, un brazo, un pulmón, incluso la vista o el oído, adquiere destrezas compensatorias y se adapta con mayor o menor dificultad al funcionamiento conjunto. Nada cambia. Sin embargo, si a todos los seres humanos les faltara un brazo, la vista o el oído, simplemente no estaríamos donde estamos. Todo sería diferente.

 

Sabemos lo que sucede ahora, pero no sabemos lo que podría suceder si todos los seres humanos, en general o mayoritariamente, ejercitaran su facultad de conocer su mismidad. No cabe duda que todo sería diferente.

 

Estamos tan acostumbrados a querer predecir que no admitimos las opciones impredecibles. Al optar por una opción diseñamos a la vez sus resultados. En este caso el resultado de adquirir conciencia de sí mismo es tan anómalo, tan desconocido que no es trasladable a los contextos habituales: los que se perfilan en los imaginarios de un Mundo Mejor. La naturaleza de un cambio en el que paulatinamente los seres humanos se apropiaran de su facultad de conocerse existiendo como humanos, es de tal envergadura, que no es posible aventurar predicciones. No es posible hacer una valoración y, en consecuencia, enseñar a los niños que son seres humanos por tales y tales ventajas. Es mucho más inmediato y necesario. Es mucho más inmediato y necesario que enseñarles que dos y dos son cuatro; que la Tierra es redonda; que gira alrededor del Sol.  

 

Desde esta reflexión la posición sería: me interesa saber qué soy yo para saber utilizarme. Para saber utilizarme propiamente, precisamente, en ejercicio de mi libertad. Yo como ser que se manifiesta en forma de persona. Que como ser no necesita nada y como persona es simplemente un cooperante necesario en el colectivo, sea cual sea, en que me encuentre.

 

4. LA PROPUESTA

 

“Existo, Soy Único y Separado, Desigual, Humano y Potencialmente Libre” es un enunciado compuesto por palabras simples de significado directo, a la altura del lenguaje y al alcance la comprensión de pre-adolescentes y adolescentes de 12 a 16 años. Evidentemente es preciso encontrar recursos para situar estos conceptos en un contexto adecuado, para evidenciar su importancia y para conseguir que, como en el caso de Descartes con su pensamiento, sean, además de información, experiencia. Es necesario, además, cubrir la distancia que separa este escenario de los escenarios habituales. Pero es posible. 

 

La Propuesta es hacer llegar a la comprensión de los adolescentes este enunciado como una información necesaria para saberse existiendo como seres humanos. Y saber cuáles son las capacidades en las que descansa este privilegio; desde la primera, saber que están “hechos” para saber, hasta la última, saber que son libres en lo que pueden ser libres. 

 

En la práctica se trataría de precisar fórmulas concretas para hacer llegar a los adolescentes esta enseñanza, ajustadas a las diferentes circunstancias de edad, entorno, disponibilidad de medios, enseñantes etc. En cualquier caso lo que se propone tiene la condición de campo abierto a la experimentación educativa. A continuación se sugiere una forma entre otras, un  apunte, de la metodología, el formato y el desarrollo de los contenidos de esta propuesta.

 

4.1 Metodología

 

Para que un mensaje tenga posibilidades de ser escuchado primero, entendido después y llegar a ser efectivo en sus contenidos, tiene que traspasar sucesivos filtros que generalmente dificultan, consciente o inconscientemente, que pueda llegar al destinatario.

El destinatario tiene que sentirse como tal, no es a otro o a nadie a quien va dirigido.

Tiene que despertar su interés para que pueda disponer la energía necesaria para su comprensión.

 

Tiene que levantar aún más su interés para que se pueda apropiar del contenido y eventualmente lo traduzca en acción. 

 

Son varios los contenidos que se pretende hacer llegar a los adolescentes y en consecuencia el método para lograrlo deberá estar en una correspondencia adecuada a cada uno. Se proponen los siguientes:

 

  1. El método que se propone para atravesar las sucesivas barreras y llegar a la experimentación de “mi”, es el “juego de caer en la cuenta”.
  2. El método que se propone para llegar a la comprensión de lo que es la distinción del ser humano es “contar la historia del tiempo”.
  3. El método para identificarse como ser humano, no como persona, es ejemplificar individualmente la historia de “mi suceder y yo”.
  4. El método para sentirse único y separado es, desde la experiencia de la propia existencia, contemplar lo que existe como dos cosasseparadas por mi piel. Separadas y relacionadas. Relacionadas pero separadas, porque no puede haber relación sin separación de partes.
  5. El método para manejar las desigualdades sería el juego del “personaje y la marioneta”. 
  6. El método para entender la libertad es el de la “bola atada”, libre para rodar pero no para volar. A nivel intelectual, apoderarse de los conceptos de determinacióneindeterminación.
  7. El método que se propone para saberse capaces de aprender es un comparativode lo que han sido ya capaces de aprender.
  8. El método para aprender es la pregunta. “¿De qué se trata?”

Los contenidos de desigualdad y libertad serían para explicar sólo a los adolescentes mayores.

 

4.2 Formato

 

En términos de espacio, lugar y tiempo, se propone un formato de cursillo equivalente al de los antiguos “Ejercicios Espirituales” de la Iglesia Católica.

 

En términos de dinámicas: juegos de adivinación; juegos interactivos; preguntas y respuestas.

 

En términos de recursos: audiovisuales, bichos vivos, estereogramas y cuestionarios.

 

4.3 Desarrollo

 

El cursillo se desarrollaría en tres días.

 

El primer día estaría dedicado a caer en la cuenta de la propia existencia, única y separada; yo y todo lo demás. Percibir los diferentes estados de la conciencia y percibir el significado del acontecer como sucesión de momentos de confluencia de determinaciones.

 

En el segundo día se trataría de trabajar sobre los contenidos de la Evolución, las aproximaciones a la aparición del homo sapiens y la singularidad de nuestra especie. El sentido y la necesidad de apropiarse de la condición de ser humano. El proceso y las circunstancias de la formación y consolidación de la estructura personal.

 

El tercer día se dedicaría al conocimiento como la capacidad genuina de los humanos para sobrevivir y construir su hábitat, el homo-sistema. El proceso de adquisición de conocimiento; los diferentes mundos personales y la Realidad. Las formas, los tipos y los límites del conocimiento. Nuestra Civilización. 

 

Palma de Mallorca – España, 31 de julio de 2014   

 

Eugenio J. Pérez Méndez  

 

(1) Conocimiento. En el contexto de este trabajo, conocimiento o sabiduría es la información, de cualquier tipo, que necesita todo y cualquier ser vivo para actuar apropiada o consecuentemente. Es el que tiene una ameba para moverse; una araña para hacer su tela; un mosquito para picar; un halcón para caer en picado; un niño para llorar; un músico para componer… 

 

(2) Mundo personal está indicando la percepción y la representación que cada uno se hace de la realidad. A los efectos de cada individuo el mundo es todo lo que percibe o es capaz de percibir e imaginar. Individualmente no se puede concebir nada fuera de ese mundo. Es el resultado de su experiencia vital, a todos los niveles, que va modelándose con su historia. Es el conjunto de los conocimientos que tiene una persona. 

 

(3) Llamo “Homo-sistema”, por contraposición al Sistema Natural, al sistema de ocupación y explotación del territorio que se produce por los humanos como consecuencia de alteraciones y superposiciones del medio natural en la creación de hábitats y estructuras artificiales.

 

(4) Aprendizaje. Es la información adquirida. En diferentes grados, el aprendizaje, en muchos animales, completa la información instintiva tanto a nivel específico como individual. 

 

(5) Persona es el resultado de un cuerpo humano vivo y su mundo. La persona desde su nacimiento va cambiando a la par que su biología y su historia. Sus conocimientos son todos los que habitan en su cuerpo: los que le permiten realizar sus funciones vitales; los que le permiten moverse, alimentarse, hablar; los que le permiten registrar sus experiencias y recordarlas, raciocinar, pensar; y los que le provocan sentimientos y emociones en respuesta a los estímulos que le llegan del exterior.

 

(6) En este trabajo me refiero, de manera muy amplia, principalmente a niños de las clases medias que manifiestan un comportamiento más próximo a un estándar en los que los espacios familia, escuela y calle tienen unas connotaciones parecidas.